Directriz 1
Reconocer la lectura como derecho y práctica ciudadana
La lectura trasciende el ámbito escolar y se consolida como un pilar fundamental para el ejercicio pleno de la ciudadanía, especialmente en un contexto fronterizo. Esta directriz enfatiza que el acceso y el dominio de la lectura literaria y crítica no son privilegios, sino un derecho inalienable de toda persona. Por lo tanto, resulta imperativo concebir la lectura como una práctica transversal, es decir, que atraviesa y enriquece todas las áreas del conocimiento, ya sea en las actividades de aula o en proyectos de enseñanza, investigación o extensión. Al integrar la lectura en todas las dimensiones de la formación académica y profesional, garantizamos que los estudiantes puedan interpretar el mundo, posicionarse de manera crítica y actuar como ciudadanos conscientes y participativos en un escenario que exige la comprensión de múltiples perspectivas culturales y sociales.
Directriz 2
Garantizar la diversidad de soportes y lenguajes
En el escenario contemporáneo, la lectura ya no se limita al libro impreso. Esta directriz reconoce la multiplicidad de formatos y lenguajes que atraviesan el universo de los estudiantes y de la sociedad. Es esencial que las experiencias de lectura ofrecidas incluyan una amplia variedad de soportes, como libros electrónicos, fanfics, audiolibros, pódcasts, hipertextos y contenidos difundidos en redes sociales, incluyendo aquellos producidos localmente o relevantes para las culturas brasileña y uruguaya. Al acoger esta diversidad tecnológica y cultural, que abarca desde la literatura clásica hasta las narrativas digitales y las producciones locales en diferentes lenguas (o en su hibridez), aseguramos que la escuela dialogue con las realidades de los estudiantes, haciendo que la lectura sea más accesible, atractiva y pertinente para sus repertorios digitales y plurilingües.
Directriz 3
Establecer estrategias de lectura crítica en los planes de enseñanza
La formación de lectores competentes va más allá de la simple comprensión. Esta directriz orienta la inclusión explícita de objetivos y metodologías en los planes de enseñanza, especialmente en el área de Lenguajes, que promuevan el desarrollo de la lectura crítica y situada. Esto implica capacitar a los estudiantes para interpretar textos de manera verbal y multimodal, analizando no solo lo que se dice, sino cómo se dice, quién lo dice y en qué contexto, considerando las diferentes perspectivas culturales, históricas y políticas que coexisten en la frontera. Las estrategias deben fomentar la capacidad de identificar múltiples puntos de vista (brasileños, uruguayos, fronterizos o de otros países), reconocer sesgos, cuestionar informaciones y construir argumentos propios, preparando al estudiante para una actuación consciente en todas las esferas de la vida.
Directriz 4
Mapear y diversificar los Recursos Educativos Abiertos orientados a la lectura y tecnología
Los Recursos Educativos Abiertos (REA) representan una fuente amplia de materiales que pueden enriquecer las prácticas lectoras. Esta directriz impulsa la producción, la curaduría y el uso estratégico de estos recursos, garantizando que sean diversos, actualizados y alineados a los perfiles e intereses de los estudiantes del Bachillerato Tecnológico. Asimismo, se sugiere mapear y facilitar el acceso a REA en distintos formatos (textos, videos, audios interactivos), dando prioridad a materiales de producción local que aborden la cultura, la historia y las especificidades lingüísticas de la frontera Brasil-Uruguay. De esta manera, se promueve una experiencia de lectura más dinámica, personalizada y culturalmente relevante, que dialoga con las nuevas formas de aprender y de interactuar con el saber en un entorno multicultural.
Directriz 5
Incentivar proyectos interdisciplinarios que articulen lectura, lenguaje y tecnología
La complejidad del mundo actual exige un enfoque integrado del conocimiento. Esta directriz propone impulsar la creación de proyectos interdisciplinarios, especialmente aquellos registrados institucionalmente, que tejan una relación intrínseca entre la lectura, los lenguajes y el uso de la tecnología. Estos proyectos deben ir más allá de las paredes del aula, conectándose con prácticas escolares y sociales, y considerando el contexto digital en el que están inmersos los jóvenes, así como las identidades y especificidades locales. Al articular distintas áreas del saber y tecnologías, los proyectos ofrecen una lectura más contextualizada, significativa y transformadora.
Directriz 6
Formar mediadores de lectura en el contexto digital
La mediación de la lectura es un proceso esencial que, en el escenario actual, también se extiende a los entornos digitales. Esta directriz destaca la importancia de ofrecer acciones formativas continuas tanto para docentes como para estudiantes, capacitándolos para actuar como mediadores de lectura en plataformas y herramientas digitales. El enfoque debe centrarse en el desarrollo de competencias para la autoría, coautoría y curaduría crítica de textos y contenidos digitales. Esto empodera a los estudiantes para que naveguen con sentido crítico en el vasto universo de la información en línea y produzcan conocimiento de manera responsable y colaborativa. Dicha habilidad cobra especial importancia al tratar con las informaciones, noticias y narrativas que circulan a ambos lados de la frontera y en distintos registros lingüísticos.
Directriz 7
Valorar la experiencia de lectura de los estudiantes como punto de partida
El proceso de enseñanza-aprendizaje de la lectura debe partir del universo del estudiante. Esta directriz propone el reconocimiento y la valorización de las vivencias y repertorios de los alumnos, incluyendo sus preferencias literarias, sus hábitos de consumo de información y, en particular, las prácticas y los contextos lingüísticos y culturales de la región de frontera Brasil-Uruguay. Esto significa acoger e integrar las lecturas informales, las narraciones orales (mitos, leyendas, historias locales), las expresiones culturales y las manifestaciones artísticas que surgen de este espacio binacional e hibridado. Al partir de lo que el alumno ya sabe y de su contexto multicultural, la mediación de la lectura se vuelve más relevante, significativa y capaz de tender puentes entre el conocimiento previo y los nuevos saberes.
Directriz 8
Estimular prácticas de lectura colaborativa y dialógica
La lectura es una práctica que se enriquece en lo colectivo. Esta directriz incentiva la promoción de prácticas de lectura que impliquen el intercambio de experiencias, el debate de ideas y la coautoría de producciones, fortaleciendo el aprendizaje en red y la participación social. En un contexto binacional, esto se traduce en estimular el intercambio de lecturas y perspectivas entre estudiantes de distintos orígenes lingüísticos y culturales, promoviendo debates que consideren las múltiples visiones sobre un mismo tema u obra, y que permitan la expresión en sus diversas formas de lenguaje, incluyendo la hibridez del portuñol. Al fomentar el diálogo y la colaboración, permitimos que los estudiantes construyan significados de manera conjunta, desarrollen la escucha activa, el respeto a las opiniones distintas y la capacidad de argumentación en un entorno diverso.
Directriz 9
Articular lectura y producción textual en múltiples lenguajes
La lectura y la producción son dos caras de la misma moneda. Esta directriz propone fomentar proyectos que conecten de forma intrínseca la lectura con la producción textual en sus múltiples lenguajes. Esto significa ir más allá de la escritura tradicional, incentivando la creación de videos, audios, performances teatrales u otras formas expresivas que permitan a los estudiantes reinterpretar, dialogar y expandir los sentidos de sus lecturas. Esta articulación amplía el repertorio expresivo de los alumnos y profundiza su comprensión de los textos, reconociendo la riqueza de la multiplicidad de formas expresivas en la comunicación.
Directriz 10
Promover el uso de bibliotecas físicas y digitales como espacios de mediación
Las bibliotecas, en sus versiones física y digital, son centros neurálgicos para el fomento de la lectura. Esta directriz busca fortalecer el papel de estos espacios como entornos dinámicos de formación lectora y de producción cultural, con una mirada hacia la integración y el intercambio cultural de la frontera. Es fundamental que las bibliotecas se conciban como lugares de acogida, investigación y, sobre todo, de mediación crítica de la lectura, donde las tecnologías digitales se integren para ampliar el acceso a los acervos (incluyendo obras de autores uruguayos, brasileños de la frontera y materiales sobre la cultura fronteriza), promover eventos interactivos y fomentar la interacción entre lectores y obras, trascendiendo las barreras geográficas y lingüísticas y celebrando la diversidad literaria binacional.
Directriz 11
Fomentar la autoría y la crítica de materiales digitales
En el entorno digital, la capacidad de producir y analizar críticamente es tan importante como la de consumir. Esta directriz incentiva activamente a los estudiantes a convertirse en productores y críticos de materiales digitales, con la posibilidad de explorar temas y lenguajes del contexto binacional. Esto incluye la creación de fanfics, pódcasts, videos, infografías y otros contenidos relacionados con sus lecturas, utilizando, por ejemplo, el portuñol o abordando aspectos específicos de la cultura, historia y desafíos de la frontera. Al remezclar, adaptar y analizar críticamente estos materiales, los alumnos desarrollan no solo la autoría, sino también el discernimiento sobre la calidad y la veracidad de las informaciones en el entorno digital, fortaleciendo su competencia digital y lectora en un escenario de múltiples voces y narrativas transfronterizas.
Directriz 12
Estimular la lectura en contextos no escolares y comunitarios
La lectura es una práctica social que trasciende los muros de la institución educativa. Esta directriz apoya y estimula prácticas de lectura que ocurran fuera del entorno escolar formal, como clubes de lectura extracurriculares, recitales literarios, círculos de conversación en plazas y el apoyo a bibliotecas comunitarias. Es esencial que estas iniciativas dialoguen con el territorio y con la rica experiencia binacional de la región de frontera, promoviendo el intercambio de lecturas y narrativas entre las comunidades brasileñas y uruguayas, y reconociendo y valorando los saberes locales y las particularidades culturales de la comunidad.
Directriz 13
Integrar lectura a proyectos de extensión y responsabilidad social
La lectura, como derecho y práctica ciudadana, debe estar al servicio de la comunidad. Esta directriz propone el desarrollo de proyectos de extensión y responsabilidad social que lleven la lectura a públicos diversos, más allá de la comunidad escolar. Al involucrar a estudiantes y docentes en acciones que promuevan el acceso a la lectura en hospitales, asilos, refugios o comunidades desfavorecidas, reforzamos el papel social y cultural del campus en la comunidad local y en la región transfronteriza, evidenciando el impacto transformador de la lectura.
Directriz 14
Fortalecer la evaluación formativa y dialógica de la lectura
La evaluación del proceso de lectura no debe ser meramente clasificatoria. Esta directriz propone la adopción de enfoques evaluativos que consideren el proceso de lectura y escritura como un espacio continuo de diálogo, reflexión crítica y desarrollo. El enfoque debe estar en el monitorear el desarollo del lector, en la capacidad de argumentación, en la participación en debates y en la reelaboración de ideas, y no solo en la memorización o reproducción de contenidos, valorando el recorrido de aprendizaje más que el producto final.
Directriz 15
Reconocer y valorar las prácticas lingüísticas híbridas y fronterizas
La identidad cultural de la región de frontera está marcada por una rica diversidad lingüística. Esta directriz enfatiza la importancia de reconocer y valorar las prácticas lingüísticas híbridas, como el portuñol y otras variedades lingüísticas locales. Estas manifestaciones no deben verse como desviaciones, sino como parte legítima y valiosa de la identidad cultural de los estudiantes. Integrar estas prácticas en la planificación pedagógica y en el currículo del Bachillerato Tecnológico enriquece las experiencias de lectura, promueve el respeto a la diversidad y fortalece el sentido de pertenencia de los alumnos, además de prepararlos para actuar en un mundo cada vez más intercultural y multilingüe.